¡Hola de nuevo! ¡Qué pesada que soy, madre mía! XD Bueno, aquí os dejo el último capítulo que he escrito. Es un poco más corto que los anteriores, pero bueno, a mí me gusta como ha quedado, aunque tampoco es una maravilla XD Espero que os guste y me podais dejar un pequeño comentario ^^Cáp. 10- Maternidad
Jesse le mantuvo la mirada a Rachel, mientras le sonreía, al comprobar que ella aún se acordaba de él y al menos no lo miraba con odio como el resto después de todo lo que le hizo.
-Hola, Rachel… me alegro de que estés bien…yo…
Jesse empezó a ponerse nervioso, incapaz de explicarse. Rachel lo miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación, mientras Finn, bastante molesto, no dejaba de mirar a ambos. Finalmente, el moreno perdió la paciencia, elevando el tono de voz algo más de lo necesario.
-¡Bueno, ya es suficiente! ¡Creo que deberíamos dejar a Rachel a solas para que descanse!- intervino Finn, fulminando a Jesse con la mirada.
-De acuerdo, ya me voy… - dijo Jesse, dirigiéndose a la puerta con la cabeza gacha.
-¡NO! ¡De eso nada!- dijo Rachel- Jesse, tú no te vas hasta que no me expliques qué haces aquí- dijo la morena, intrigada, al tiempo que Finn se giraba para mirarla con la boca abierta.
-Pero, Rach… El médico ha dicho que…-Sé lo que ha dicho el doctor y una charla con un viejo amigo no puede hacerle daño al bebé, ¿no crees?- le preguntó, algo molesta.
-¿Cómo? ¿Un viejo amigo?-preguntó Finn, muerto de celos- Pero…-¡Ni pero ni nada, Finn! ¡Quiero quedarme a solas un momento con Jesse! ¡Luego tú y yo hablaremos!- le dijo ella, mientras lo miraba fijamente.
-¿Pero qué te pasa, Rach? Tú nunca me has hablado en ese tono…- pregunto él, dolido por sus palabras.
-Bueno, entonces piensa que has hecho para que esté molesta… -¿Qué…? Pero… yo…- Finn la miró muy confuso, sin entender absolutamente nada al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas- no entiendo nada…
-Eh… creo que es mejor que los dejemos a solas, Finn- dijo Hiram, que miraba a su hija preocupado.
-Sí, vamos- dijo Kurt, mientras cogía a Finn del brazo, para sacarle de la habitación a la fuerza.
Finalmente quedaron Rachel y Jesse a solas, mirándose fijamente sin decir una palabra hasta que ella decidió romper el hielo.
-Puedes acercarte, no muerdo- dijo entre risas.-Sí, ya lo sé- le siguió la broma él, mientras se acercaba- De verdad que me alegro de que haya salido todo bien.
-Sí, yo también- dijo ella con una sonrisa- Por un momento pensé que lo perdía, Jesse… ha sido tan horrible, menos mal que todo ha pasado ya- comentó, más aliviada.
-No pienses en eso ahora, Rach. Lo que tienes que hacer es a partir de ahora es alimentarte bien por tu bebé y descansar, que te lo mereces.
-Vaya… nunca pensé que el gran Jesse St. James me diría algo así- comentó ella, riendo.
Jesse se acercó más a ella, cogiendo una de sus manos, mientras la miraba con una expresión de absoluta tristeza.
-Rachel, yo… me equivoqué… pensé que la vida era solamente los escenarios y el éxito, pero con el tiempo me di cuenta de que no era así…- se lamentó, mientras dejaba de mirarla, avergonzado- Siento mucho lo que te hice… lo que te hicimos todos los de Vocal Adrenaline… nunca debí participar en eso pero… tú le querías a él y eso me mataba… me pudo el resentimiento. ¿Podrás perdonarme algún día?
-Ey… tranquilo… todo eso pasó hace mucho tiempo. Puedes estar seguro de que estás más que perdonado- le aseguró ella, mientras ponía su otra mano sobre la de él- De todas formas… no creo que estés aquí por eso, Jesse…
-No, la verdad es que no- dijo él, mirándola a los ojos- Rachel, yo… fui quien te recogió… entre los coches…
-¿Qué?- preguntó ella, boquiabierta- ¿Entonces… tú presenciaste mi accidente?
-Sí… será mejor que empiece desde el principio…
El reloj marcaba solamente las ocho, pero la Quinta Avenida ya estaba a rebosar de gente. Jesse ni se molestó en ocultar su rostro, hoy sabía que nadie le reconocería entre tanta gente, cualquier día en la Gran Manzana a esas horas era perfecto para mezclarse entre la multitud y desaparecer. Como pudo se fue abriendo paso entre la gente, hasta que llegó al kiosco de prensa, dónde cogió su revista favorita, como solía hacer todos los viernes. Después, con un ejemplar de People bajo el brazo, Jesse entró al Starbucks, dónde pidió su bebida favorita para empezar el día con energía: un refrescante frapuccino de vainilla. Cuando le sirvieron el batido, Jesse subió al piso de arriba, buscando con la mirada su sitio favorito. Sin duda era el más apartado de la sala y le encantaba sentarse allí, mientras se perdía entre reportajes estelares y chismes sin confirmar. Jesse ojeó la revista por encima, sin dejar de pensar en la llamada que su representante le había hecho el día anterior, se estaba preparando un nuevo guión para un nuevo musical innovador con respecto a lo hecho hasta ahora, y el director quería contar con el gran Jesse St. James para el papel protagonista. Con mucho tiempo y sacrificio, Jesse se había convertido en uno de los actores más prometedores de Broadway y ya había participado en varios musicales de renombre que le habían dado un lugar muy destacado entre el mundo del espectáculo, de ahí que todos los productores se muriesen de ganas por contar con él. Jesse siguió dándole vueltas al guión del musical, mientras se terminaba el frapuccino, para finalmente salir a la calle, de nuevo camuflado entre la multitud. Ese día decidió que iría en taxi al teatro, ya que la noche anterior había llovido de forma abundante y lo que menos deseaba era mojarse el bajo de sus pantalones. Para un artista, el vestuario y la presencia debían ser impecables y esa era una regla que él llevaba a raja tabla. De modo que fue hacia la zona dónde paraban los taxis, mientras trataba de llamar la atención de alguno de ellos. Lo que presenció a continuación pasó tan deprisa que le pareció que estaba sacado de una película y en cualquier momento podría darle al botón rebobinar, para ver todos los detalles. Junto a la parada, de uno de los portales vio que salía una chica morena que al instante reconoció: la gran Rachel Berry, otra de las niñas prodigio de Broadway y su ex novia de la adolescencia. Le sorprendió ver que corría a toda prisa con el rostro lleno de lágrimas, mientras se dirigía hacia el paso de peatones, cuyo signo de color verde ya empezaba a parpadear. Jesse sintió ganas de gritar, de decirle que parase pero cuando quiso llegar hasta ella todo pasó demasiado rápido: Rachel cruzó sin mirar y un taxi que venía a toda velocidad, la golpeó de costado. Jesse contempló como Rachel salió ligeramente despedida hacia uno de los lados, para finalmente caer al suelo, al tiempo que un charco de sangre se formó a su alrededor, ante la mirada de algunos curiosos que se quedaron inmóviles, sin saber qué hacer. El taxi huyó a toda prisa ante la mirada atónita de Jesse, que le gritó toda clase de insultos a la vez que corría hacia Rachel, apartando a la gente como podía. Cuando por fin llegó a su lado, lo que encontró le dejó sin respiración: allí estaba ella, pálida, pero hermosa a la vez mientras se desangraba lentamente. Jesse no lo pensó dos veces y con mucho cuidado la cogió en brazos, para llevarla a la acera. Cuando la puso a salvo de los coches, marcó rápidamente a la ambulancia, para que viniesen a ayudarla. Unos minutos después, el coche llegó a toda prisa, mientras la subían en una camilla. Jesse mintió diciendo que era un familiar para que le dejasen subir con ella. El camino le pareció eterno, mientras los enfermeros trataban de cortar la hemorragia a toda prisa, mientras Jesse se ponía cada vez más nervioso, sin saber qué hacer para que ella se pusiese bien. Finalmente llegaron al hospital, dónde la llevaron directamente al quirófano, para una operación de urgencia, mientras Jesse no se separaba ni un segundo de la puerta, al tiempo que una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla.
-Eso es todo lo que recuerdo…- dijo él, mientras volvía a mirarla directamente a los ojos- Siento que no sea gran cosa, Rach.
-¡No digas eso! ¡Ahora ya sé porqué me acordaba de un taxi! ¡Fue el coche que me atropelló! ¡Tú fuiste testigo de todo lo que pasó y me puedes ayudar a recordar!- dijo ella, bastante
animada- Créeme que eso es hacer mucho, además, si no fuese por ti lo más
seguro es que mi bebé no se hubiese salvado…- dijo ella, totalmente emocionada- ven aquí- mientras abría sus brazos.
Jesse sonrió, para después correr hacia sus brazos, mientras se perdía en su calidez. Por más que siempre se lo había negado a sí mismo, nunca había olvidado a aquella chica morena de New Directions que compartía su pasión por el espectáculo. Ahora más que nunca sabía que Rachel Berry había sido, es y sería siempre el gran amor de su vida, aunque ya fuese demasiado tarde para luchar por ella. Ella estaba con Finn Hudson, su amor de la adolescencia y ahora iban a tener un bebé. Por más que su corazón le decía que debía luchar por ella, su cabeza sabía que no estaba bien meterse en medio de una relación y decidió que al menos intentaría ser amigo de Rachel, para compensarla por todos sus errores.
-Gracias por no odiarme, Rach- le dijo él, emocionado- Eres muy buena, conmigo.
Rachel siguió abrazándolo mientras sonreía, encantada al tenerlo de nuevo a su lado. Algo le decía que Jesse ya no era aquel chico ambicioso y arrogante que había conocido y sospechaba que esta vez las cosas serían diferentes y ambos podrían llegar a ser grandes amigos. Los chicos siguieron abrazándose en silencio, encantados ante la sensación de estar el uno junto al otro de nuevo. En ese momento Finn entró a la habitación, para encontrarse con esa escena, al tiempo que sus celos aumentaban a cada segundo. Rachel alzó el rostro al sentir el roce de la puerta y se separó rápidamente de Jesse al ver el gesto de dolor que surcaba todo rostro de Finn.
-¡Oh! ¿Qué hora es? ¿Llevamos mucho tiempo hablando?- preguntó Rachel, algo nerviosa ante la mirada de Finn.
-Pues… creo que casi una hora…-dijo Jesse, mientras consultaba el reloj.-Una eternidad- pensó Finn, en voz alta, cuando los chicos lo miraron sorprendidos- Rach, tenemos que hablar- dijo el moreno con decisión.
-Sí, tienes razón- asintió Rachel, mientras le hacía una señal para que se sentase junto a ella en la cama.-Yo me marcho ya, Rachel- dijo Jesse, caminando hacia la puerta- si quieres mañana paso a visitarte y seguimos charlando del accidente para ver si recuerdas más cosas- le dijo con una sonrisa.
-Me parece perfecto, Jesse- respondió ella, correspondiéndole a la sonrisa- nos vemos mañana.-Adiós, Rachel- se despidió el castaño, para después dirigirse a Finn, que lo miraba con mala cara- Finn.
Dicho esto, Jesse desapareció tras la puerta, dejando a la pareja completamente a solas.
-Bueno, supongo que tenemos que hablar…- dijo Rachel, sin saber por dónde empezar.
-¿Qué significa todo esto, Rach?¿Es que quieres volverme loco o algo así? ¿Por qué me haces esto? ¡Sabes que no soporto a ese idiota y odio que esté cerca de ti después de lo que nos hizo en el instituto!
-¡Un momento, Finn Hudson! ¡Yo no te he hecho nada! ¡Eres tú el que me engaña constantemente! ¡Me engañaste hace años y ahora lo vuelves a hacer!- dijo ella, mientras evitaba mirarle, al tiempo que las lágrimas inundaban sus mejillas.
-¿Qué…? Rach, yo no… ¡Jamás podría engañarte! ¿Es que no te he demostrado lo arrepentido que estoy por lo de Santana? ¡Ella no significó nada! ¡De hecho durante todo el rato imaginé que eras tú! ¡Maldita sea, no entiendo nada! ¡Vamos a tener un hijo! ¡Deberíamos estar mejor que nunca y tú me saltas con estas!
-¡Exacto! ¡Tú lo has dicho! ¡VAMOS! ¡Los dos! ¡Como una familia! ¡Eso incluye el respeto a la pareja y la fidelidad!- le espetó ella, cada vez más nerviosa.
-Rachel, tranquilízate, esto no le hace bien al bebé- le rogó él, mientras intentaba tocarla.
-¡No, no me tranquilizo!- gritó ella- ¿Por qué, Finn? ¿Por qué me has mentido? Yo pensé que me querías…- dijo ella, con un nudo en la garganta, mientras se recostaba contra la cama, perdiendo las fuerzas.
-¡Yo te quiero! ¡Te adoro! ¡Eres lo que más me importa junto con ese niño que llevas dentro! ¡Cómo puedes decir que todo lo que tenemos una mentira!- gritó él, sin entender nada mientras nopodía contener las lágrimas.
-Ayer la vi, Finn. Te pillé con las manos en la masa- confesó ella, intentando mantener la calma.
-¡¿QUÉ?! ¿Pero de qué demonios estás hablando?-¡Esa mujer! ¡Estaba en TU casa con TU camiseta!- dijo Rachel, mientras le acusaba con el dedo.
-¿Una mujer? ¿Con mi…? ¡MIERDA!-dijo Finn, al entenderlo todo- Rach, esto es sólo un malentendido…-¡AJÁ! ¡Te pillé! ¡Lo sabía! ¡Me lo has estado ocultando todo este tiempo! ¿Por qué? ¿No era más fácil romper primero conmigo? ¡No puedo creer que me hayas estado engañando con una mujer más mayor!
-¡Yo no te he engañado! ¡Rach, la mujer que viste es sólo mi representante, Amy Roads! ¡Ella es como una segunda madre para mí, jamás tendría nada con ella!- le dijo, muy seguro.
Rachel se relajó un poco ante sus palabras, para mirarlo directamente a los ojos.
-De acuerdo, te creo… pero… ¿Qué hacía ella en tu casa y por qué tenía puesta una de tus camisetas?- le preguntó ella, más calmada.
-El día que me dieron el papel en esa serie, Amy vino a mi casa para celebrarlo- Rachel le miró con miedo en los ojos- ¡No pienses mal! ¡Sólo bebimos un poco de champán para celebrarlo! Después, ella iba a marcharse a su casa, cuando nos dimos cuenta de que llovía a mares y me dio miedo que se fuese así… como en mi apartamento hay tres habitaciones, le dije que podía quedarse si quería y bueno… no iba a dejar que se acostase con la misma ropa con la que había venido, así que le presté una camiseta mía que ya no me valía…
-¿Seguro que solo pasó eso que dices? ¿No estaría demasiado borracho como para acordarte?- preguntó ella,insegura.
-¡Rachel! ¡Sólo bebí un sorbito y ni borracho me acostaría ni con ella ni con otra que no fueses tú!
Rachel no pudo evitar sonreír ante su comentario, al tiempo que el aprovechó que ella se relajaba para sentarse a su lado en la cama, mientras cogía su rostro entre sus manos.
-Por favor, no quiero que vuelvas
a dudar de mí. La próxima vez, haz el favor y habla conmigo antes de pensar
cosas que no tienen sentido.
-Ya, claro…- protestó ella, mientras él se acercaba lentamente a sus labios- si fueses tú el que se encontrase a un chico con una camisa mía a ver que cara se te queda.
-Mmm...creo que eso sería muy divertido- bromeó él, rozando sus labios- pero ni se te ocurra hacerlo- rió, para después besarla con dulzura en los labios.
Rachel sonrió sobre sus labios, para después devolverle el beso con ternura y pasión a la vez. Por unas horas pensó que este momento jamás volvería a repetirse y ahora era feliz al comprobar que Finn la quería y que iba a poder criar a su hijo junto a su padre.
-Te quiero- dijo ella en un suspiro, mientras se acurrucaba contra su pecho.
-Yo también, ahora más que nunca- mientras llevó una de sus manos hacia su vientre- Pero ahora necesito que me cuentes que ha pasado entre ese idiota y tú en este rato.
-¡Finn! ¿Quién desconfía ahora de quién?- le dijo ella, entre risas, al comprobar que su novio estaba celoso.
-Bueno… ¡Es que no te das cuenta como te mira! Dime la verdad, ¿se ha propasado?- preguntó, muy serio- Dímelo, porque si es así, te juro que voy y me lo cargo.
-¡Finn! ¡Ni se te ocurra! ¡Jesse ha sido muy amable conmigo y no ha intentado nada! ¡Sólo somos amigos!
-Ya, claro…- dijo el moreno, en tono sarcástico.
-Finn, confía en mí, por favor- le pidió Rachel, mientras le miraba directamente a los ojos.
-¡De acuerdo! ¡Lo haré! ¡Dejaré que ese idiota pase por aquí de vez en cuando! ¡Pero no quiero verlo aquí todoel día pegado a ti y al bebé!
-Te lo prometo, vendrá solo un ratito a ayudarme a recomponer la escena del accidente y después estaré contigo el resto del día- dijo ella, mientras sonreía.
-Bien, eso está mejor- dijo él, besándola apasionadamente.
En ese momento un carraspeo los interrumpió y los chicos giraron la cabeza para encontrarse a Carole, que los miraba sonriente mientras los chicos no pudieron evitar sonrojarse.
-¡Ups! ¡Perdón, chicos! ¡No sabía que estabais ocupados! Vuelvo en otro momento- mientras se giraba para abandonar la habitación.
-¡No seas tonta, Carole!- le dijo Rachel con una sonrisa- ¡Ven aquí, anda!
Carole sonrió, mientras corría hacia ella, para después poner una mano sobre el vientre de Rachel, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas a causa de la emoción.
-Oh, Rachie… no sabes lo felices que somos todos por tu embarazo… aún no puedo creer que vaya a ser abuela- dijo mientras sonreía.
-La verdad, yo todavía me estoy haciendo a la idea, Carole. Espero que puedas ayudarme un poco con todo… yo tengo dos padres y… en fin, me hace falta un poco de ayuda- admitió Rachel con una sonrisa tímida.
-¡Pues claro, mi niña! ¡Yo voy a estar ahí para todo! ¡Después de todo, eres como una hija para mí! ¡Te voy a ayudar con todo encantada, Rachel! ¡Ay, ya estoy deseando saber el sexo del bebé! ¡Ya verás lo bonita que vamos a poner su habitación Burt y yo para cuando Finn y tú vengáis por allí!
Carole siguió hablando con Rachel, mientras la morena se emocionaba, pensando en el futuro que le esperaba con Finn y su bebé a su lado. Finn, por su parte, no podía dejar de mirarlas, mientras sonreía, al saber que por fin las cosas con Rachel se habían solucionado y volvían a estar juntos de nuevo.
Por otro lado, en la sala de espera, la tensión era palpable en el ambiente y alguno podría jurar que las miradas podían matar, viendo cómo Quinn miraba a Emily, que intentaba esquivar el contacto visual.
-¡Sam, vamos a la cafetería!- gritó Quinn de repente, cogiendo a Sam de un brazo con fuerza, sin dejar de mirar a Emily.
-¿Ahora? Pero…-¡Nada de peros! ¡Vamos!- le ordenó ella, cada vez más nerviosa.
Sam miró a Emily pidiéndole disculpas por el comportamiento de su novia, que prácticamente lo arrastró fuera de la sala.
-Pero… ¿Qué es lo que he hecho?- preguntó Emily.
-No te preocupes, Em. Se lepasará- dijo Puck, que no se había apartado de ella ni un segundo desde su caída con Sam.-¡Vaya, gracias por decírmelo!- le dijo ella, en tono sarcástico- ¡Todo esto es por tu culpa!
-¿Por mi culpa?- preguntó Puck, con los ojos muy abiertos- ¡Yo no soy la que se ha chocado contra Sam, mientras le ponía una sonrisa angelical!-¡Cuidadito conmigo, Puckerman! ¡Yo no soy una cualquiera que se lía con el primero que se le pone por delante!
-Vaya, pues cualquiera lo diría después de que…
Puck no pudo seguir, ya que Emily le cruzó la cara con un par de bofetones, para después abandonar la sala, conel rostro lleno de lágrimas… al tiempo que Puck le dio una patada a una de laspapeleras que encontró a su paso, para perderse en dirección contraria por el pasillo.
-¡Emily! ¡Espera!- la llamó Kurt- ¡Genial! ¡Lo que nos faltaba!
-Pero… ¿Qué es lo que me he perdido?-preguntó Blaine, confuso.-No sé, pero parece que ahora ya no es un trío, sino que son un cuarteto- explicó Mercedes.
-¡Vaya con Quinn! ¡Qué calladito se lo tenía!- dijo Santana, en una sonrisa malévola- Sabía que no era tan inocente como nos hacía creer.
-¡Ya basta, Santana! ¡Pensé que después de lo de Finn y Rachel habías aprendido la lección pero veo que no! ¡Sigues siendo igual de mala!- le espetó Kurt.
-¡No compares a Rachel con Quinn! ¡Al menos ella no está con dos chicos al mismo tiempo!
-¡Quinn tampoco!- la defendió Kurt- ¡Ella está enamorada de Sam y la actitud de ahora lo demuestra!
-Chicos, calmaos un poco… nos van a echar si seguimos gritando de esta manera- dijo Mike, intentando calmar la situación.
-Mike tiene razón, Kurt. Es mejor mantener la calma. Los chicos ya son mayorcitos, sabrán solucionar solos sus problemas- le dijo Blaine, mientras rozaba el brazo de su novio con suavidad, en un gesto cariñoso, para que se calmase.
-Tienes razón, discutir no sirve de nada ahora. ¡Pero no pienso permitir que insulten a mi mejor amiga!- dijo, mirando a Santana.-¡De acuerdo! ¡No volveré a insultar a esa…!
-¡Ni se te ocurra, Santana!- le advirtió Kurt.-¡Chicos! ¡Ya basta! Mirad, ya se ha hecho muy tarde, es mejor que vayamos a un hotel a descansar y mañana vayamos a comprar un detalle para Rachel- dijo Mercedes.
-Sí, será mejor- dijo Kurt- si queréis podéis quedaros en mi apartamento. No hay camas suficientes para todos, pero podemos apañarnos con los sofás y además la habitación de Rachel está libre.-Bien, te lo agradecemos, Kurt- dijo Artie.
Los chicos pasaron a despedirse de Rachel, para después irse todos al apartamento de Rachel y Kurt.
Por otro lado en uno de los pasillos cercanos a la cafetería, Sam miraba a Quinn, esperando a que la rubia le explicase el porqué de su actitud.
-Bueno… ¿Vas a explicarme que es lo que ha pasado allí dentro?
-No quiero perderte…- confesó ella, con lágrimas en los ojos.-¿Qué…? ¡¿Pero de qué hablas, princesa?!
-¡De eso! ¡Quiero ser siempre tu princesa! ¡No quiero que nadie se entrometa entre nosotros!-¡Pero Quinn! ¡Si yo no conozco a Emily de nada! ¡No siento nada por ella!
-No me mientas, Sam… te has quedado mirándola embobado… -Bueno, la chica es muy guapa… ¡Pero a mi sólo me gustan las rubias! ¡Una para ser exactos!- mientras acercaba a su novia hacia sí, para llenar su cara de besitos- Tú eres la única chica que existe en mi mundo, Quinn. Nada ni nadie podrá cambiar eso, nunca. Te quiero.
-¡Oh! ¡Yo también te quiero mucho! Yo… lo siento, he sido una idiota… es que… cuando te dije que quería formar una familia contigo lo dije en serio… por eso tengo miedo a que venga alguien y nos arrebate esto tan bonito que tenemos.
-Pero Quinn… eso no va a pasar… no lo permitiré… te prometí que formaríamos una familia y lo voy a cumplir.
-Entonces, hazlo- le dijo ella,con decisión en la voz.-¿El qué, qué quieres que haga?
-Cásate conmigo, Sam. Adquiramos un compromiso.
Sam miró a su novia con los ojos muy abiertos, sin saber que contestar. Por otro lado, Emily se derrumbó contra la pared del pasillo, mientras las lágrimas caían descontroladamente por sus mejillas.
-¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué?
Emily siguió dándole vueltas y más vueltas a la misma pregunta, al tiempo que notó como una mano se posó sobre su hombro.
-¿Estás bien?
-¿Qué quieres, Puckerman?-preguntó ella con dureza, poniéndose en pie para enfrentarlo.-Sólo quería pedirte disculpas. No quise insinuar que eras una cualquiera. Nunca podría pensar eso, no de ti, tú eres diferente a las demás.
-Ya, ahora me vas a soltar el discurso de que soy la amiga perfecta- le interrumpió ella- pues si puedes ahorrártelo me haces un favor. Tengo cosas más importantes en la cabeza en este momento. Ahora, si me permites…
Emily no pudo continuar, ya que Puck había unido sus labios contra los suyos, en un beso dulce y apasionado a la vez. Emily se resistió al principio, pero después, al ver que él no se separaba, decidió olvidarse de todo lo que les rodeaba, siguiéndole en ese beso, mientras sus lenguas se entremezclaban, luchando la una contra la otra por estar al mando. Unos minutos después, los chicos se separaron, para mirarse con la respiración entrecortada.
-¿Por qué haces esto, Puck?- preguntó Emily con tristeza- ¿Necesitas comprobar que sigo enamorada de ti para mantener tu ego masculino?
-¡No, Em! ¿Es que no lo ves? ¡Tú me gustas! ¡Me gustas mucho!-¡Ya, como te gusta Quinn Fabray o te gustaba Santana! ¡Puck, tu problema es que te gustan todas! ¡Luego te das cuenta de que amas a Quinn y te escondes en que todo ha sido un error! ¡Ya estoy harta!
-¡No, Em! ¡Esto es diferente!¡Esto no ha sido un error! ¡Es lo que llevo deseando hacer desde hace dosmeses!- confesó él, totalmente desesperado.
Emily lo miró con los ojos muy abiertos, incapaz de creer lo que él acababa de decirle. Con cuidado se fue apartando de él, que la miraba con los ojos llenos de lágrimas.
-Mira, no sé qué es lo que pasa por tu cabeza ahora. Pero yo no quiero ser la segunda opción de nadie. Cuando te aclares y sepas que es lo que quieres, si yo soy tu elección, dímelo y podremos volver a hablar de todo esto. Mientras tanto, haz el favor y no vuelvas a hablarme si no es para lo estrictamente necesario.
-Pero… Em… tienes que escucharme…
-¡No, Puck! ¡Escúchame tú a mí! ¡Llevo años escuchando que Quinn Fabray es tu gran amor! No soy tan tonta como para creer que en dos meses la has olvidado. Sinceramente, creo que estás muy confundido ahora y tienes que pensar realmente en lo que quieres.
-De acuerdo, si quieres que me aleje de ti, lo haré. Pero no voy a rendirme hasta demostrarte lo mucho que me importas.
Dicho esto, Puck se fue de allí, dejando a Emily más confundida, si es que aquello era posible.
Por otro lado, en la habitación de Rachel, Carole, Burt y los padres de ella se despedían, ya que Finn se quedaría con ella toda la noche.
-¡Qué descanses, princesita!- dijo Leroy, mientras besaba su frente con cariño.
-Mañana vendremos a verte- apuntó Hiram, mientras la sonreía.-Sí, nosotros también, cielo- dijo Carole, abrazada a Burt.
-Muy bien, aquí estaré- bromeó Rachel, mientras tomaba de la mano a Finn.-¡Ay! ¡Qué ganas que tengo de saber si será niño o niña!- exclamó Leroy, totalmente emocionado.
-Bueno, bueno… aún es pronto para eso, papi- dijo Rachel entre risas.-Ya sabes como es tu papi, cariño- dijo Hiram- en cuanto lo sepa se pondrá como loco a comprar muebles por aquí y por allá- bromeó, mientras todos se reían.
-¡Por supuesto que lo hará! ¡Kurt y yo le ayudaremos!- dijo Carole, con una sonrisa.
-Bueno, creo que por ahora lo mejor será que lo dejemos descansar- dijo Hiram, al notar como Rachel bostezaba- ¡Hasta mañana, chicos! ¡Finn, cuídamela bien!
-No te preocupes, así lo haré- dijo el moreno, besando la mano de Rachel.
Los padres de Rachel y Finn salieron finalmente de la habitación, dejando a los chicos a solas, mientras Finn resoplaba aliviado al tiempo que Rachel se recostaba en la cama con cuidado, bostezando a causa del sueño.
-¡Vaya! ¡Mi princesa tiene sueño!- bromeó él, mientras la arropaba.
-Finn, quédate conmigo- dijoella, algo adormilada, sin soltar su mano.-Siempre, Rach. No lo dudes nunca.
Poco después, Rachel se quedó profundamente dormida, mientras Finn la miraba embelesado, sin soltar su mano.
Al día siguiente, en un apartamento de las afueras de Nueva York, un chico castaño subió el volumen de la televisión, para escuchar el siguiente titular: LA ACTRIZ DE BROADWAY RACHEL BERRY INGRESADA EN UN HOSPITAL DEL CENTRO DE NUEVA YORK TRAS SUFRIR UN ACCIDENTE. SU VIDA NO CORRE PELIGRO Y CORRE EL RUMOR DE QUE PODRÍA ESTAR ESPERANDO SU PRIMER HIJO.
Thom miró la televisión con furia, para después lanzar la taza de café contra el monitor, provocando que éste se rompiese, mientras saltaban chispas debido a la colisión.
-¡NO! ¡No puede ser! ¡Maldita sea! ¿Por qué no podías morirte sin más, Rachel? Ahora tendré que pensar en otra cosa… no puedo creer que estés embarazada de ese monstruo… llevas en tu vientre al hijo del diablo y yo me encargaré de que ese mocoso desaparezca para siempre… sí, cambio de planes… ahora sólo hay que esperar a que ese engendro nazca… cuando él muera, tú no tendrás otra opción que estar conmigo para siempre…
Thom rió para sí, pensando que esta vez era su última oportunidad y no podía volver a fracasar… había algo de lo que estaba totalmente seguro: Rachel Berry iba a ser suya y ese mocoso y su padre no iban a ser un obstáculo en su camino.
Por otro lado en el hospital, Rachel recibió la visita de Emily a primera hora de la mañana y ambas charlaban animadas ante la atenta mirada de Finn, que no podía evitar sonreír, justo en el momento en que Quinn entraba a la habitación, con un gesto indescifrable, que tornó en un gesto de rabia, al encontrar a Emily en la habitación.
-¿Qué haces TÚ aquí? ¿Es que tienes que entrometerte siempre en todo lo que me importa?
-¿Qué…? No sé de qué me hablas...- dijo Emily, sin entender nada.-¡No te hagas la que no ha hecho nada! ¡Todo lo que ha pasado es por tu culpa!
-¡Basta chicas! – dijo Rachel, muy asustada, al ver cómo se miraban- ¡Quinn! ¿Qué pasa? ¿Por qué le hablas así a Em? ¿Qué es lo que ha pasado?- preguntó, preocupada, tratando de incorporarse.
Quinn miró a Rachel con lágrimas en los ojos, mientras la morena se ponía cada vez más nerviosa, al tiempo que Finn cogía su mano para tranquilizarla.
-¡Ella es lo que me pasa! ¡Siempre tiene que estar en medio de todo! ¿Ahora también me vas a quitar a mi mejor amiga?
-¿Qué? ¡Yo no te voy a quitar nada, bonita! ¡Para empezar, choqué con Sam por accidente y entre Puck y yo no hay nada! -¡CÁLLATE! ¡NO ERES MÁS QUE UNA MOSQUITA MUERTA! ¡No te soporto!
-¡Ya basta las dos! ¡Rachel se va a poner mal por vuestra culpa!- la riñió Finn, que miraba a su novia preocupado, mientras la sostenía como podía.
Rachel empezó a inquietarse más y más, al tiempo que las chicas discutían cada vez con más fuerza. De repente, escuchó un grito ahogado de Quinn, antes de perder el conocimiento, en los brazos de Finn.
¿Qué pasará con Rachel? ¿Y con el cuarteto Quinn/Sam/Emily/Puck? ¿Habrá boda? ¿Qué tendrá pensado hacer Thom? ¿Logrará Jesse separar a los chicos? ¡Lo sabréis en el próximo capítulo!